Se llevó a cabo la 5ª Marcha Negra, que partió
desde la entrada principal del Parroquial
hasta la cede del Obispado de San Justo.
En esta nueva oportunidad, el papá de Pablo hizo mención
al grave, incoherente, mentiroso, impreciso, irrespetuoso y malintencionado comunicado difundido por el Obispado
de San Justo a través de la radio FM
104.5 y su página Web.
Algunas aclaraciones fueron:
1.
Que de ningún modo se ataca
ni se agravia ni a nuestra querida Iglesia ni a nadie. Simplemente se cuestiona
a algunos sacerdotes del Obispado de San Justo, y fundamentalmente al Sr. Obispo
Martini, que no es lo mismo.
2.
Que las frases manifestadas
frente al Obispado de San Justo, en modo alguno ofenden a nadie. En todo caso mencionan
dichos y procederes y plantean interrogantes.
3.
Es mentira absoluta que gente
allegada al Sr. Héctor Plaul interrumpa misas. La realidad es que al Sr. Obispo
no le gustaron las intenciones, cuando se pidió por la memoria y el alma de Pablo,
por que el Obispado y el Parroquial hagan lo que deben respecto a la muerte de Pablo
y para que DIOS AYUDE AL SR. OBISPO
PARA QUE NO TENGA UN DOBLE DISCURSO ¿Qué hizo el Obispo Martini? Llamó a la policía
en plena celebración de
la Santa Misa.
Traducido: intolerancia de su parte como ser humano y como pastor, que generó un
gran asombro en los oficiales que se acercaron a
la Iglesia
Nuestra
Señora de Pompeya, ya que no entendían por qué
podría el Sr. Obispo requerir sus servicios en ese momento.
4.
Respecto de las sentadas
en la calle frente al Colegio Parroquial, es verdad que se impide la “buena circulación
de vehículos”, como es obvio, y, en realidad, la propia policía interrumpe por seguridad
la circulación. Demás está aclarar que nuestro actuar absolutamente civilizado,
es el que hace que siempre informemos a la policía con antelación acerca de las
actividades que llevamos a cabo, para velar por la integridad física y patrimonial
de todos. Es más, podemos mencionar que en alguna oportunidad, algunos vehículos
de padres incivilizados, casi embisten intencionalmente a personas presentes en
el lugar. La mentira absoluta en este punto es que se impide el ingreso de los alumnos
al colegio; nada más alejado de la verdad. Respecto de la frase
“algunos de los cuáles han sufrido consecuencias psicológicas”, queremos
creer que hace referencia puntualmente a los 38 chicos que vieron morir a Pablo
y nada ha hecho el Instituto Parroquial y el Obispado para evitar dichas consecuencias.
¿Acaso puede un grupo de personas sentadas frente a la escuela con carteles, en
absoluto orden, alterar psicológicamente a un alumno? La respuesta es no pues no
hay nexo de causalidad
entre lo uno y lo otro. Ahora bien, podría darse el supuesto
de que quién acompaña al alumno a la escuela o quién se hace responsable del menor
dentro de ella, le transmita que los manifestantes son violentos, peligrosos, desequilibrados
mentales, inculcándoles temor y causándoles, de este modo, un gran daño psicológico
ante un potencial daño físico inexistente. Ni hablar de los dichos de amenaza de
bomba (que no nos constan) y, que de haber existido, colocaron como potenciales
sospechosos no sólo a nosotros, lo cual es absurdo (sólo un dato objetivo: ese mismo
día convocábamos a toda la comunidad educativa a una marcha)
sino también al propio Parroquial San Justo y al propio Obispado
y a algún “joven travieso”. Haber tenido que evacuar la escuela en esas circunstancias
sí pudo haber generado graves consecuencias psicológicas no sólo a los alumnos,
sino también a docentes, padres y allegados a los chicos. Al respecto, los alumnos,
una vez ya evacuados en
la Plaza
de San Justo, pudieron escuchar las distintas hipótesis acerca de la autoría de
la supuesta amenaza, y, obviamente, si una de las hipótesis involucra a la propia
institución en la que se educan, más daño psicológico aún.
5.
Es lamentable y triste la
forma en que el Obispado subestima y trata de ignorantes a las personas que adhieren
a petitorios.
6.
Debe saber el Sr. Obispo
Martini que la mentalidad de una persona del siglo XXI no es la misma que la de
una persona que vivió durante el Medioevo.
Por lo tanto, no puede argumentar que “quién
agrede al Pastor agrede a Dios que lo eligió y dispersa a las ovejas”.
Nadie agrede al
Pastor y mucho menos a Dios. Nadie “dispersa ovejas”. En realidad es el propio Pastor
el que hace todo ello, amparándose en la potestad que le da su investidura.
7.
“… Seguiremos acompañando
al Sr. Plaul…”. Jamás, el Obispo acompañó a ningún integrante de la familia de Pablo,
al igual que varios sacerdotes de su Diócesis.
8.
¿Quiénes son los que adhieren
a Monseñor Martini y a su Obispado? Nosotros tenemos casi 30.000 firmas de fieles que no lo quieren en
la
Diócesis
de San Justo.
9.
¿” Gestos de caridad cristiana”?
¡Cuánta mentira! Dos ejemplos de su falta de caridad: por un lado, las personas
indigentes que desamparadas pernoctan tapadas con cartones al lado de
la Catedral
de San Justo. Por otro lado, ¿cuánta caridad mostró el Obispo Martini cuando luego
de siete días de huelga de hambre se dignó (llevado por el Sr. Pablo Pimentel de
la A.P
.D.H.) a dar la cara ante Héctor Plaul quién corría riesgo de muerte? ¡No derroche
tanta caridad Sr. Obispo!
El Obispo pretende callar la voz del Pueblo de Dios, pero como dice el Evangelio “SI LOS FIELES SE CALLAN GRITARÁN LAS PIEDRAS”.
Mencionó
la
Junta
de Educadores Católicos próxima a celebrarse, de la cual esperamos algún comentario
acerca de por qué omitieron gravemente un comentario sobre la muerte de Pablo durante
un viaje de estudios organizado por un colegio católico. ¿Había algo más importante
para publicar en esa edición? Por supuesto que no. Pero no era conveniente que algo
de tamaña gravedad se difundiera, por lo que había comenzado el ocultamiento.
Para finalizar,
Héctor leyó pasajes de la hermosa homilía del Padre Fernando, de la celebración
de
la Santa Misa
del 19 de octubre de 2007 con motivo del primer aniversario de la muerte de Pablo,
y comentó que se está organizando la colecta solidaria
“Por vos. Por Pablo. Por todos” para cumplir con creces la misión humanitaria que llevó
a Pablo y 38 compañeros a Puerto Iguazú, concretamente a
la Tribu Mbororé.
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