La convocatoria fue en la puerta del Parroquial San
Justo. Como era esperable las autoridades del colegio hicieron salir a los alumnos
por la puerta que da a
la Catedral. Por
razones de seguridad, y como lo hace habitualmente,
la Policía
(a quienes agradecemos especialmente por cuidarnos a todos) cortó el tránsito, dado
que marchábamos numerosas personas y también vehículos que portaban en sus laterales
banderas e información pormenorizada de lo ocurrido, y de nuestro reclamo. Se comenzó
a repartir copias de las imputaciones al Instituto Parroquial San Justo y al Inspector
de
la DIPREGEP Hugo
Daniel Bornetto. Ya frente al Obispado habló el padre de Pablo, haciendo especial
referencia al sumario administrativo y las graves imputaciones contenidas en el
mismo. Hizo una metafórica analogía de situaciones y personas con la película Titanic,
en la cual asombrosamente su brillante director dejó ver todo el espectro de al
condición humana, con sus personajes honorables, éticos, morales y responsables,
hasta los indignos, reprochables, miserables y egoístas.
Luego
se dirigió a la concurrencia el Maestro Marcelo Ardilez, quien manifestó la gravedad
de la situación que atraviesa el Parroquial, y la clara intención de él y de todos
nosotros de hacer algo para salvar al colegio, cosa que se lograría fácilmente,
pero requeriría un cambio significativo de algunas personas que van por el camino
equivocado, llevando inevitablemente a la decadencia definitiva a esta Institución.