14 de Septiembre de 2007
El diálogo fracasó...volvimos a
CERO
Desde el
día 30 de agosto de
2007 a
la fecha, se intentó lograr los objetivos trazados luego de la mediación llevada
a cabo a través de dos sacerdotes y del Sr. Pablo Pimentel, de
la Asociación Permanente
por los Derechos Humanos del Partido de
La Matanza. Debemos
remarcar la gran preocupación y ocupación de los mediadores, por solucionar tamaño
conflicto. Por ello, los felicitamos y les estaremos eternamente agradecidos.
A pesar
de conceder al Obispo el tiempo que implicaba el retiro espiritual programado para
todos los sacerdotes de la diócesis (una semana), hoy
se obtuvo un no rotundo por respuesta a lo solicitado,
alegando el Obispo, que “nadie
interviene en su gobierno y que jamás podría desplazar a Monseñor Cuevas por ser
él y Cuevas una unidad” (¿?... ¿?... ¿?... ¿?). También dijo
que “con 70 años y siendo piamontés, nadie le
va a decir qué tiene que hacer”. Sencillamente nos quedamos sin palabras
para calificar semejante grado de soberbia, carencia absoluta de humildad, autoritarismo,
despotismo y desprecio no sólo a todos nosotros, sino también al móvil que le debió
hacer tomar medidas contundentes: la muerte de Pablo.
Nosotros
cumplimos con sus peticiones dado que solicitó que no se lo presionara, que no habláramos
con periodistas, que no escribiéramos nada en la página hasta tanto él pudiera reflexionar
durante su retiro espiritual. Se lo concedimos por respeto a su investidura y la
edad que porta. Pero hoy nos damos cuenta que simplemente usó el tiempo maliciosamente
apostando a nuestro desgaste, sin entender, una vez más, que seguiremos en la búsqueda
de la verdad y de los responsables, y que este tipo de tropiezos, por haber confiado
en el Obispo, en realidad, multiplica
nuestra energía.
Algunos
detalles deben saberse puesto que, por lo anterior, no lo difundimos públicamente.
El día 27/08/07, cumpliéndose el séptimo día de la huelga de hambre, el Sr. Pablo
Pimentel logró que Martini se apersonara, temeroso, ante Héctor Plaul en la casa
rodante. Este último, le dijo todo lo que tenía para decirle en un casi monólogo
que duró aproximadamente una hora y quince minutos. La única defensa que esgrimió
el Obispo fue que se sintió injuriado, (¿Injuriado?), y que Héctor había sido injusto
con él por no haber mencionado nunca que, en el velatorio de Pablito, familiares
y él colocamos nuestras manos sobre las de Pablo, (¿?... ¿?... ¿?... ¿?... ¿?...).
Obviamente, Héctor le hizo una cronología completa de todas sus falencias como ministro
de
la Iglesia
y como máximo responsable del Parroquial. Por su parte, Monseñor Martini también
afirmó desconocer la nota firmada por el Secretario Gral. del Obispado,
Pbro. Juan Antonio Morre, severamente agraviante hacia Héctor y difundida
en los colegios e iglesias de la diócesis y por la radio del Obispado.
Como si
lo anterior fuera poco, Dios quiso que su inconsciente
lo traicionara y asumiera verbalmente su responsabilidad al decir:
“llegué a la diócesis hace tres años. Me encontré con muchos problemas, Cáritas,
muchas escuelas con muchos alumnos, y bueno, no puedo
estar en todo”. A confesión de parte, relevo de prueba. Por
supuesto, esto puede atestiguarlo el Sr. Pimentel.
Por otro
lado, la reunión que tuvimos en el Obispado el día 30 de agosto de 2007, de ningún
modo transcurrió como lo comunicara nuevamente el Pbro. Juan Antonio Morre (nota
mentirosa y que no ofrece disculpa alguna, cual fue la pretensión, fechada 01/09/07,
difundida por los mismos medios que la anterior). En realidad, se encontraban el
Obispo, dos sacerdotes, el Sr. Pimentel
y los padres de Pablo, y fue una reunión bastante desagradable y tirante, donde
una vez más el Obispo Martini mostró su absoluta soberbia e intransigencia, a tal
punto que Héctor, en un momento dado, se levantó para retirarse porque no podía
entender la tozudez de un hombre de setenta años, máxima autoridad, en la zona,
de la religión que profesa. De cualquier
modo, luego de la realización de una oración y de la bendición del Obispo Martini,
finalizó la reunión.
Como se deduce de los acontecimientos antes expuestos,
la situación se agravó notoriamente. Exigimos:
1)
El apartamiento de Monseñor
Cuevas
como representante legal del Parroquial San Justo (sino ¿por qué apartó al representante
legal laico, Profesor Jorge Soriano?)
2)
Desagravio público a la familia
y amigos de Pablo.
3)
Intervención personal del Obispo para solucionar
el caótico estado en que se encuentra el Colegio Parroquial San Justo.
4)
Por último, que el Obispo se aparte oportunamente
de la diócesis, dado que goza de gran desprestigio por él mismo fomentado.
Queremos
aclarar que maliciosamente ha dicho a medios periodísticos (Ejemplo: Clarín) que
“no le podríamos achacarle la muerte de Pablo”.
Jamás le atribuimos semejante cargo. Sí otros que, como sacerdote y hombre
de bien son quizá más graves, y que están expuestos en esta página Web (nótese que
le importó poco que un semejante corriera riesgo de vida, ya que se acercó
- porque
lo fueron a buscar- recién al séptimo día de huelga de hambre, poniendo de manifiesto
su pésima condición humana).