Huelga de Hambre - Día 5 (25/08/2007)

 

Hoy se inicia el quinto día de la huelga de hambre realizada por Héctor Plaul.

El jueves 23 el Obispado de San Justo emitió un comunicado mediante el cual no sólo no logra esgrimir defensa alguna, sino que también sigue intentando confundir a  la comunidad, haciéndole creer que culpamos al Obispo Martini de la muerte de Pablo. Esta afirmación está lejos de ser verdad porque, en realidad, cuestionamos sus graves falencias pastorales: falta de contención y asistencia religiosa a los familiares; omisión de un artículo acerca de la muerte de Pablo en la publicación JUREC San Justo que preside; falta de control adecuado sobre lo que sucedía en una escuela parroquial perteneciente a la Diócesisde la cual es el máximo responsable administrativo; inasistencia a cada una de las citaciones a las que se lo convocó para que diera explicaciones a la comunidad; falta de búsqueda de la verdad, en contraposición a lo que sí hizo la Dir. Gral. de Cultura y Educación del Gob. de la Pcia. de Buenos Aires. El comunicado pretende hacer creer que le pedimos justicia al Obispo. Sin embargo este concepto es harto mentiroso, pues estamos muy conformes con la justicia y su desempeño, en particular con el Departamento Judicial de La Matanza , U.F.I. 5, donde trabajan imparcialmente y ajenos, como es obvio, a este reclamo que nada tiene que ver con la investigación penal.

Resumiendo: al Obispo le cuestionamos todos y cada uno de sus incumplimientos como pastor de la Iglesia. Como profundos creyentes, y como lo era Pablo, respetamos la investidura de un Obispo de nuestra querida Iglesia, pero en este caso particular Monseñor Martini la ofende.

Quizá la máxima muestra de su pésima actitud tuvo lugar el día 23 de agosto frente al Obispado, durante un pequeño acto en homenaje a Pablo, quien hubiese cumplido 18 años el día de hoy. Monseñor Martini decidió salir en su auto interrumpiendo el homenaje, haciendo oídos sordos al pedido de diálogo y riéndose de todos nosotros en forma burlona. Más aún, su automóvil estuvo próximo a atropellar al señor Miguel Ángel Severri, quien nos acompañaba. De más está decir que sabía lo que estábamos haciendo, y en particular lo que significaba esta fecha. Su proceder mereció el repudio generalizado de quienes estábamos presentes. Por otro lado, y a pesar de la situación incómoda en que se encuentra el Obispo con respecto a las acusaciones documentadas, incumplió una vez más con su función de pastor, dado que lo menos que podría haber hecho es ir al encuentro de su hermano Héctor Plaul, quien continúa poniendo en riesgo su vida. Es evidente que predica pero no practica el evangelio.  Sin embargo, muchos de los sacerdotes de su Diócesis le han prestado apoyo espiritual a Plaul, prácticamente a escondidas por temor a represalias. Ellos han demostrado que, gracias a Dios, nuestra querida cuenta con la presencia de verdaderos pastores.

Vale la pena destacar la adhesión espontánea que la comunidad de San Justo ha manifestado a través de las firmas en apoyo a la medida. Hasta hoy se han solidarizado más de 10 mil personas. Esto prueba que mucha gente no quiere al Obispo Martini en la Diócesis de San Justo. Pero él vive en su mundo.

También han adherido a la medida el Premio Nobel de la Paz , Adolfo Pérez Esquivel, y el SERPAJ (Fundación Servicio, Paz y Justicia), organismo que preside, distintas ONGs, asociaciones vecinales, como así también la Fundación Axel Blumberg “Por la vida de nuestros hijos”.

Para finalizar, es importante destacar que funcionarios públicos y psicólogos, velando por la integridad física y mental del padre de Pablo y de sus familiares y amigos, se han apersonado espontáneamente el 24 de agosto para proponer una instancia de diálogo. Dados lo argumentos a favor de la vida que esgrimieron, dicha propuesta fue aceptada por nosotros. Según los médicos, el Señor Plaul ha comenzado a tener un deterioro físico; aún así, la respuesta del Obispo se hace esperar.

Sin embargo el espíritu, la integridad psicológica, moral e intelectual del padre de Pablito es cada vez más fuerte, porque cuenta con el apoyo de Dios, de su hijo y de todos los familiares y amigos que lo rodean.