CARTA ABIERTA

 

A  los  Sres.  Padres

De  alumnos egresados  año  2007

Instituto  Parroquial  San  Justo

Que  viajaron a Puerto Iguazú

 

Nos dirigirnos a ustedes para comunicarles que la verdad de lo ocurrido en la organización irregular del viaje a Puerto Iguazú, a donde fueron llevados nuestros hijos ya está saliendo a la luz.

 

LA PRESENTE CONTIENE   PÁRRAFOS DE LA OPORTUNAMENTE ENTREGADA A MUCHOS DE USTEDES EN DICIEMBRE DE 2007.

 

Vean en esta página las imputaciones realizadas al Parroquial San justo y al Inspector Daniel Bornetto de la DIPREGEP (Sumario Administrativo), por la Dirección General de Cultura y Educación del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, y cuya sanción puede ser desde el retiro de la subvención hasta el eventual cierre de la Institución.

 

Luego de semejante desgracia, nos vimos muy acompañados por nuestra familia, muchos amigos, amigos y compañeros de Pablo, mucha gente de la comunidad en general y por un pequeñísimo puñado de padres de los compañeros de Pablo, cuyos hijos, mayoritariamente, no viajaron a Puerto Iguazú. De los 39 chicos que viajaron, sólo nos apoyaron un grupo de familias que pueden contarse con los dedos de una mano. Y es esto lo que aún hoy no podemos comprender, porque fue el azar quien mató a Pablo y no a cualquiera de sus hijos al ir a buscar la pelota en esa verdadera trampa mortal que resultó ser el hotel a donde fueron llevados nuestros hijos.

 

Creemos que su desinterés y su indiferencia es una grave falta a Pablo y a sus propios hijos.

 

Un porcentaje mínimo de Uds. quizá padeció algún problema psicológico que los apartó, y entonces podrían tener un  justificativo, pero al menos podrían haber hecho algún llamado telefónico para acompañarnos en nuestro dolor.

 

Todo lo transitado hasta el presente fue muy intenso y, dejando de lado nuestra desgracia personal, muy constructivo. Es claro que el beneficio no es ni para Pablo ni para nosotros. Es para la sociedad toda. En este sentido, hemos logrado que algunas cosas cambien para bien. Desde ahora habrá más seguridad, por lo menos en lo que respecta al turismo de estudiantes. Y esto no es poca cosa, más aún si se tiene en cuenta que los logros se alcanzaron gracias al compromiso, al esfuerzo, al trabajo, a las ganas y al tiempo invertido por un pequeño grupo de gente.

 

Esa  gente con valores inclaudicables que trabajó con nosotros, lo hizo sin miedo, a favor del bien de todos como sociedad,  guiados por lo  que es esencial para el hombre en su condición de ser social, a saber: la seguridad, la justicia, el respeto a todos, el compromiso, la ética, la moral y, para nosotros, nuestra Fe Cristiana.

 

Evidentemente, muchos de ustedes, como padres, no lograron o no quisieron entender que Pablo pudo haber sido cualquiera de sus hijos. Y esto es muy grave y muy triste, pues son personas adultas de quienes depende la formación de los futuros hombres y mujeres que el día de mañana tendrán en sus manos la capacidad y el deseo de mejorar o no,  la calidad del país en que vivimos.

 

A esta altura de los acontecimientos, cuentan con elementos contundentes que prueban lo que sostenemos. No hay inventos, calumnias, ni injurias. Todo está documentado. Jamás cuestionamos a nuestra Iglesia, pero sí a sus malos pastores. Jamás cuestionamos al Parroquial, pero sí a algunos que hicieron las cosas mal, y luego intentaron ocultarlas. De hecho, pretender lo contrario constituye una gran torpeza, pues tanto la Iglesia como el colegio son instituciones que sólo existen porque hay seres humanos que le dan vida. Es por eso que nosotros cuestionamos a todos aquellos que colocaron en grave riesgo la SALUD   y la VIDA de SUS HIJOS y en particular la VIDA de Pablo.

 

Demás está decir que los chicos nada tienen que ver con todo lo expuesto, pues ellos, al igual que Pablo, también son víctimas del desastre, y los entendemos profundamente y sufrimos también por ellos.

 

Pero ustedes son adultos, y en nuestra modesta y humilde opinión se han equivocado, y muy mal. Seguramente se den cuenta de esto el día en que se vean obligados a ensayar algún tipo de respuesta a las preguntas de sus hijos, cuando tomen conciencia de la gravedad de la situación y con derecho reclamen explicaciones acerca de qué hicieron  papá y mamá al respecto, teniendo en cuenta que también ellos podrían estar dentro de un cajón de madera desde el 19 de octubre de 2006.

 

Pero a pesar de todo,  reconocemos que con gente como la que nos acompaña, no todo está perdido.

 

GRACIAS A DIOS CONTAMOS CON TODOS ELLOS, a quienes les agradecemos infinitamente la calidad y calidez de personas que son, su permanente compañía y contención y el amor que cada día nos brindan. Ellos son padres ejemplares, pues sintieron a Pablo como su propio hijo, y entendieron que no puede ser esta tragedia vivenciada de otra manera.

 

Sencillamente todos estuvimos y estamos involucrados, y no se puede mirar para otro lado, pues siendo redundantes, las víctimas potenciales fueron 39 chicos, nuestros hijos, nada más y nada menos, que NUESTROS HIJOS.

 

Nosotros estamos dispuestos a recibir a quiénes de ustedes lo desee, para dialogar y seguramente compartir el dolor, pues creemos que como seres humanos, todos podemos equivocarnos. Nuestro corazón está abierto. Seguramente nos haría mucho bien a todos.  

 

Septiembre de 2008.

 

Familia Plaul