CARTA ABIERTA
A
los Sres.
Padres
De
alumnos egresados año
2007
Instituto
Parroquial San
Justo
Que
viajaron a Puerto Iguazú
Nos dirigirnos a ustedes para comunicarles que la verdad
de lo ocurrido en la organización irregular del viaje a Puerto Iguazú, a donde fueron
llevados nuestros hijos ya está saliendo a la luz.
Vean en esta página las imputaciones realizadas al
Parroquial San justo y al Inspector
Daniel Bornetto de
Luego de semejante desgracia, nos vimos muy acompañados
por nuestra familia, muchos amigos, amigos y compañeros de Pablo, mucha gente de
la comunidad en general y por un pequeñísimo puñado de padres de los compañeros
de Pablo, cuyos hijos, mayoritariamente, no viajaron a Puerto Iguazú. De los 39
chicos que viajaron, sólo nos apoyaron un grupo de familias que pueden contarse
con los dedos de una mano. Y es esto lo que aún hoy no podemos comprender, porque
fue el azar quien mató a Pablo y no a cualquiera
de sus hijos
al ir a buscar la pelota en esa verdadera
trampa mortal que resultó ser el hotel a donde fueron llevados nuestros hijos.
Creemos que su desinterés y su indiferencia es una
grave falta a Pablo y a sus propios hijos.
Un porcentaje mínimo de Uds. quizá padeció algún problema
psicológico que los apartó, y entonces podrían tener un
justificativo, pero al menos podrían haber hecho algún llamado telefónico
para acompañarnos en nuestro dolor.
Todo lo transitado hasta el presente fue muy intenso
y, dejando de lado nuestra desgracia personal, muy constructivo. Es claro que el
beneficio no es ni para Pablo ni para nosotros. Es para la sociedad toda. En este
sentido, hemos logrado que algunas cosas cambien para bien. Desde ahora habrá más
seguridad, por lo menos en lo que respecta al turismo de estudiantes. Y esto no
es poca cosa, más aún si se tiene en cuenta que los logros se alcanzaron gracias
al compromiso, al esfuerzo, al trabajo, a las ganas y al tiempo invertido por un
pequeño grupo de gente.
Esa gente
con valores inclaudicables que trabajó con nosotros, lo hizo
sin miedo, a favor del bien de todos como sociedad,
guiados por lo que es esencial
para el hombre en su
condición de ser social, a saber: la seguridad, la justicia,
el respeto a todos, el compromiso, la ética, la moral y, para nosotros, nuestra
Fe Cristiana.
Evidentemente, muchos de ustedes, como padres, no lograron
o no quisieron entender que Pablo pudo haber sido cualquiera de sus hijos. Y esto
es muy grave y muy triste, pues son personas adultas de quienes depende la formación
de los futuros hombres y mujeres que el día de mañana tendrán en sus manos la capacidad
y el deseo de mejorar o no, la calidad
del país en que vivimos.
A esta altura de los acontecimientos, cuentan con elementos
contundentes que prueban lo que sostenemos. No hay inventos, calumnias, ni injurias.
Todo está documentado. Jamás cuestionamos a nuestra Iglesia, pero sí a sus malos
pastores. Jamás cuestionamos al Parroquial, pero sí a algunos que hicieron las cosas
mal, y luego intentaron ocultarlas. De hecho, pretender lo contrario constituye
una gran torpeza, pues tanto
Demás está decir que los chicos nada tienen que ver con todo lo expuesto, pues ellos, al igual que Pablo, también son víctimas del desastre,
y los entendemos profundamente y sufrimos también por ellos.
Pero ustedes son adultos, y en nuestra modesta y humilde
opinión se han
equivocado, y muy mal. Seguramente se den cuenta de esto el día en
que se vean obligados a ensayar algún tipo de respuesta a las preguntas de sus hijos,
cuando tomen conciencia de la gravedad
de la situación y con derecho reclamen explicaciones
acerca de qué hicieron
papá y mamá al respecto, teniendo en cuenta que también ellos podrían estar dentro
de un cajón de madera desde el 19 de octubre de 2006.
Pero a pesar de todo,
reconocemos que con gente como la que nos acompaña, no todo está perdido.
GRACIAS A DIOS CONTAMOS CON TODOS
ELLOS, a quienes les agradecemos infinitamente
la calidad y calidez de personas que son, su permanente compañía y contención y
el amor que cada día nos brindan. Ellos son padres ejemplares, pues sintieron a
Pablo como su propio hijo, y entendieron que no puede ser esta tragedia vivenciada
de otra manera.
Sencillamente todos estuvimos y estamos involucrados, y no se puede mirar para otro
lado, pues siendo redundantes, las víctimas potenciales fueron 39 chicos, nuestros
hijos, nada más y nada menos, que
NUESTROS HIJOS.
Nosotros estamos dispuestos a recibir a quiénes de
ustedes lo desee, para dialogar y seguramente compartir el dolor, pues creemos que
como seres humanos, todos podemos equivocarnos. Nuestro corazón está abierto. Seguramente
nos haría mucho bien a todos.
Septiembre de 2008.
Familia Plaul |