INCONSECUENCIA Y PARADOJA

 

Luego del fallecimiento por homicidio de Pablo, la verdad comenzó a aflorar, no por iniciativa de las autoridades religiosas y educativas del Instituto Parroquial. Muy por el contrario, nos vimos en la obligación primero, para con Pablo y, en segundo lugar, para con toda la sociedad, de que exista verdad en todo lo que pasó. Es muy triste haber descubierto lo que se descubrió respecto de directivos, docentes, representantes legales e inspectores (DIPREGEP). Todo ello será oportunamente pasible de las sanciones administrativas, civiles y/o penales correspondientes.

Lo que es de proporciones dantescas es el comportamiento del Sr. Obispo de San Justo, S.E.R. Monseñor Baldomero Carlos Martini, quien se limitó solamente a ir al velatorio de Pablo. Nunca hizo nada por esclarecer lo ocurrido en una de las escuelas de su Diócesis. Es más, exactamente la misma nota en la que solicitamos a la Directora de la Dirección General Cultura y Educación del Gobierno de la  Provincia de Buenos Aires que investigara lo sucedido, y que finalmente desembocó en la Auditoría hecha de oficio (y por lo tanto imparcial) cuyos resultados el colegio y DIPREGEP intentaron ocultar, fue la misma que se le presentara al Sr. Obispo. Este no sólo no hizo nada al respecto, sino que nos ignoró sistemáticamente ante nuestros reclamos de respuestas posteriores a la presentación de dicha nota.  No concurrió a ninguna de las concentraciones en las que se lo requirió, ni a ninguna de las marchas en las que se reclamaba un juicio justo por la muerte de Pablo y un turismo estudiantil seguro.

Es de hacer notar lo ilustrado que es Monseñor Martini como así también el conocimiento refinado que tiene acerca de las distintas disciplinas, no sólo a nivel Nacional sino también Internacional. Paradójicamente, ¿no sabía lo que ocurrió a 20 metros de la sede de su Obispado? (para quién no conoce las instalaciones: Catedral, Colegio y sede del Obispado están intercomunicados físicamente). Prueba del poder absoluto que detenta el Obispo son los decretos de nombramiento y aceptación de renuncias de personal del colegio.

De un pequeño monitoreo y posterior análisis de artículos periodísticos disponibles en la Web ,  surgen las  pruebas de lo antedicho. En efecto, en ellos, Monseñor Martini pone de manifiesto la cantidad y calidad de información que maneja. Se observa un hombre al que no le tiembla el pulso para enviar una carta al Sr. Vicepresidente de la Nación Argentina. En dichos artículos, este hombre habla de:

  • “el avasallamiento de la persona humana concretada en diversas cuestiones que son de dominio público”;
  • “acaso no hubiera sido más justo y razonable, buscar desde el comienzo una solución acorde con la dignidad humana”;
  • “le bajaron el pulgar a ese niño inocente, hay varios legisladores nacionales, diputados y senadores. Todos han agraviado al pueblo argentino. Ninguno le ha pedido perdón”;
  • “pura hipocresía que no puede ocultar, el refinamiento con que se la planteó. Tal es el desprecio que algunos hombres –mujeres y varones- públicos sienten por la vida y la dignidad de sus conciudadanos. Desde luego, quiénes actúan de ese modo no pueden pretender representar a nuestro pueblo; salvo un uso fraudulento de los mecanismos políticos vigentes”;
  • “sin embargo las autoridades del Ministerio de Salud obligaron a los laboratorios a ocultar…”;
  • “como parte de mi servicio pastoral informaré debidamente a los fieles de la Diócesis de San Justo, para que –llegado el momento-, puedan ejercer responsable y libremente su derecho al voto”;
  • “Sr. Presidente: que siempre tengamos pasión por el bien común, que es el bien de todas las personas, desde el momento mismo de la concepción, hasta su muerte natural”.
  • Habla de : “tener claro y saber qué son los derechos humanos, porque se corre el riesgo de convertirlos en derechos torcidos, si olvidamos que es Cristo quien revela al hombre su auténtica dignidad como persona”

 

Todo lo mencionado está documentado en las páginas siguientes y evidencia el accionar inconsecuente y paradójico de quien hoy todavía es el Obispo de la Diócesis de San Justo. Creemos que es nuestra obligación publicar todo esto, pues la Iglesia , a pesar del poder que ha detentado históricamente y, como cualquier otra institución, está formada por hombres de carne y hueso. También creemos que seguramente nuestra Diócesis se beneficiaría con una renovación más que oportuna de hombres. Recomendamos al Sr. Obispo, con el debido respeto que su investidura, nuestra fe Católica y nuestro Amor a Cristo nos merecen, que  reflexione y  reconozca sus graves omisiones, para luego poder pedir perdón a los fieles de su Diócesis y a Dios y dar un paso al costado, generando de esta manera, un acto de humildad y grandeza a la vez, en medio de tanta soberbia y tanto daño moral y religioso que se ha puesto de manifiesto desde la muerte de Pablo.

 

Fuente de Datos:

www.diario7.com.ar

www.archimadrid.es

www.diarionco.com

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