La injusticia de la justicia

Doce años sin PABLO. Doce años sin justicia. Una vida perdida, un joven que no pudo construir su futuro, su proyecto deseado. Un fallo que refleja una vez más los juegos del poder, la justicia más injusta, las conveniencias más depreciables. No se castiga a los culpables, el mercado triunfa sobre los sujetos ya cosificados; un hotel que recibe a un grupo de jóvenes sin controlar sus instalaciones, sin dar cuenta de lo sucedido, pero que de alguna manera lucró con ellos y se llevo una vida. La justicia no existe o mejor dicho existe si se la aplica y este es el problema humano. Y este problema ya se discutía en Grecia, se sigue discutiendo hoy. Gana el más fuerte, al no poder dar fuerza a la justicia, se acepta la justicia de la fuerza. Y en nuestra época se afianza aún más la injusticia de la justicia... Todo ha dejado de poseer una significación estable y está sujeto a una relativización constante e imparable. Es la posmodernidad liquida, es la condición póstuma que parece avasallar todo DERECHO en un estado de excepción que no se hace cargo de las vidas que se pierden. Estamos en un mundo cada vez más complejo, y el caso de PABLO nos interpela para replantearnos cuál es el verdadero sentido de la dignidad humana. Y es el propio dolor que nos hace comprender el sufrimiento ajeno. Se trata de sobrevivir dignamente habitando la herida que abierta, pero sin venganza, lucha y resiste por la sed de justicia... Por PABLO, por OTROS, por TODOS.

MIRIAM CRISTINA SOLARI
DNI  12.505.440
PROFESORA DE FILOSOFÍA